¿Sabes lo que más les molesta a las personas que están en una situación de comodidad, de poder o de superioridad sobre ti? Sobre todo si son conformistas y personas que eluden sus responsabilidades como seres humanos…
Les molesta esto:
Que no te rindas nunca.
No lo soportan, es algo que no aguantan, odian al tipo de gente que no se rinden jamás, odian enfrentarse a tipos -ya sea en entornos de trabajo, en el plano sentimental, en el deporte…- que se ponen cara a cara con el desafío y nunca tiran la toalla, tipos que cada vez que se levantan lo hacen con más vigor y energía.
Imagínate que eres un boxeador de renombre, tienes la vida solucionada, vives de ganar combates de forma fácil, pero llega un día… que te toca enfrentarte a un tipo que cada vez que le golpeas y cae al suelo vuelve a levantarse, ves en sus ojos ese brillo y esas ganas de querer ganar, sabes que lo estás tirando constantemente al suelo pero él sigue levantándose…
Eso te molesta, te da rabia, te gustaría que se rindiera, no paras de tirarlo y, sin embargo, el que tiene dudas eres tú.
Ves que tiene el ojo morado, los labios hinchados, la nariz ya está muy golpeada y tú en cada asalto te sientas en tu esquina y tu entrenador te dice:
-Pero, ¿qué haces? Te está comiendo el terreno, acaba ya con él, ¡tú eres el campeón!
Y tú le contestas:
-No puedo, le tiro y vuelve a por mí… cada vez que cae vuelve con más fuerza, me siento arrollado a pesar de que casi no me ha golpeado…
¿Sabes que acabó ocurriendo en el combate? El que nunca se rendía, se levantó por séptima vez y esta vez fue a por todas, esquivo un jab del campeón, y lanzó un potente gancho al hígado; después hizo una combinación perfecta llena de potencia y energía y tumbó al campeón. Este quedó aturdido en el suelo, miraba a la gente enardecida por lo que acababan de ver, miraba a su esquina y sus entrenadores cerraban los ojos y agachaban la cabeza como resignándose y él pensó: “Al final me ha tumbado, con la de golpes que le he dado”.
El campeón estaba acostumbrado a que a las primeras de cambio sus rivales se rindieran, y eso es lo que hace habitualmente la gente, es decir, los retadores que quieren llegar a lo más alto, ya sea conquistar a una mujer, conseguir un buen trabajo, conseguir éxito en general…
Al mínimo problema, a la que surge un imprevisto o algo que les impide avanzar, ya creen que no pueden conseguir aquello que desean.
A la gente que se rinde ante el primer obstáculo le vienen a la mente las creencias limitantes arraigadas en su subconsciente, y así pueden confirmar y justificar racionalmente su abandono y usar ese obstáculo de excusa.
¿Te suenan estas frases?
- Sabía que yo no podía
- Estaba claro que esto no era para mí
- Yo no soy ese tipo de persona que consigue esto
Tres formas de enfocar los obstáculos en la vida
La primera forma es cuando te superas a ti mismo y sobrepasas las expectativas mejorándote.
La segunda forma es cuando no eres capaz de llegar a tu objetivo pero aprendes sobre los errores cometidos para volver con más fuerza en el siguiente intento.
La tercera forma es cuando has perdido antes de empezar. Cuando una creencia limitante ya ha dictado sentencia y solo te queda que al menor obstáculo confirmes esa creencia. Antes de empezar ya te has rendido.
Piensa en todos los grandes hombres de la historia: llegaron donde están porque hicieron lo que nadie hizo.
Hay un personaje mítico que casi todo el mundo conocerá, se trata de Goku.
¿Recuerdas cuántas veces le derrotaron? ¿Sabes lo que más odiaban de él? Que jamás se rendía, nunca abandonaba, la fuerza para conseguir su objetivo era mayor que su miedo a perder. Podría caer miles de veces pero siempre se levantaba, entrenaba más duro y volvía para combatir.
Por eso nos atraen las personas luchadoras, porque nos gustaría tener esa fuerza y energía para levantarnos cada vez que nos caemos. Caerse es la excusa perfecta para justificar tu derrota, para justificar no seguir.
Los mediocres se rodean de mediocres
Lo primero que hace un grupo social si este es mediocre (desgraciadamente casi todos los grupos son así) es minar la moral del ganador que quiere conseguir algo, con la esperanza de que se rinda, para que ese ganador pase a ser un mediocre. Así, la gente que está arriba de la pirámide en ese grupo puede seguir aumentando su ego y fortaleciendo su posición. Los mediocres necesitan personas más mediocres a su alrededor para no verse a sí mismas y poder tapar sus carencias.
Cuando empiezas a desmarcarte de eso, a no rendirte a pesar de los traspiés, empiezas a generar envidias. Los que están arriba de la pirámide social en la que te mueves te empiezan a ver como potenciales enemigos para su posición y estatus. Lo que más odian es que a pesar de los problemas que te aparecen sigues insistiendo.
Así que ya tienes una buena herramienta para saber si los que te rodean te merecen o no. Si cada vez que avanzas hacia un objetivo, en cada problema que te surge, te intentan detener o minar tu moral y hacer que lo dejes, quizás no lo hacen por ti, y lo hacen para proteger su ego. Si alguien se irrita, se enfurece, muestra malestar ante tus cambios… tranquilo, no eres tú, es él: su ego detecta el peligro y sale al rescate mostrando actitudes agresivas para que los de su alrededor se den cuenta y dejemos ese cambio para que puedan seguir en su poltrona.
El cambio lo tienes en tu mano, y el no rendirte también… ¿dejarás que te detengan? ¿Abandonarás donde todos abandonaron? O por el contrario… ¿avanzarás hacia donde nadie llegó?
Y recuerda que si cada vez que caes lo usas como excusa, ya habías caído antes de empezar. Rendirse no es una opción cuando tienes un objetivo.
Quizás me digas que no tienes claro tu objetivo o que no eres capaz de manejar toda tu energía y enfocarla hacia lo que más quieres…
Para conseguir tus metas y objetivos en la vida, necesitas principalmente las siguientes cosas:
- Energía y control de esta
- Tener claras tus preferencias, gustos y habilidades
- Conocimiento de tus creencias para que no seas limitado por ellas
- Organización
- Rodearte de gente que quiere lo mejor para ti
En este curso aprenderás a descubrir tu Ikigai (es decir: tu meta en la vida), además de controlar y transmutar tu energía sexual para aprovecharla en tu beneficio. Además, aprenderás a crear tu red de creencias observándolas y analizándolas para que no vuelvan a limitarte. Forja tu futuro llegando a límites inimaginables.
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